Desde que nuestros antepasados dibujaran los primeros bisontes sobre una piedra o hicieran sonar por primera vez una flauta de hueso, no hemos dejado de cuestionar qué es y para qué sirve realmente el arte. Miles de años después, la pregunta sigue en el aire.
Convencido de que el arte cubre una necesidad humana fundamental, Leonard Koren reflexiona en este libro sobre sus implicaciones en el mundo actual, analizando la trayectoria de reconocidos artistas contemporáneos y su manera de entender y transformar las prácticas artísticas.
Marcel Duchamp, John Cage o Donald Judd, entre otros, demuestran con sus obras y sus gestos que el arte no solo puede ser fuente de asombro, placer o esperanza, sino constituir una de las piedras angulares de nuestra identidad.
“En los últimos cuarenta y cinco años, cada movimiento editorial de Leonard Koren ha ido cambiando el mundo que nos rodea.” Daniel García López, El País
Índice
Introducción
Determinar qué es el arte
Crear algo de la nada
Destacar en un mundo lleno de ruido y distracciones
Lograr que otros perciban las cosas de cierta manera
Crear cosas significativas
Una cosa más…
Obras
Notas
Fuentes de las citas
¿El arte importa realmente? Si es así, ¿cuáles son las pruebas, los hechos medibles que certifican su importancia? ¿O bien el valor del arte es, en esencia, no cuantificable? Una de las premisas de este libro es que el arte importa porque pertenece a esa dimensión nebulosa y no cuantificable de la realidad que a veces identificamos con “lo poético”. La religión, la magia, la belleza e incluso el amor y otras formas de intelección no racional también se incluyen dentro de esta categoría.
Lo poético trasciende los imperativos prácticos de la vida y, aun así, constituye una de las piedras angulares de la identidad que nos asignamos a nosotros mismos. Asimismo, lo poético es —y esto también es importante— una fuente de alegría, de placer, de esperanza y de asombro, así como de apoyo y consuelo cuando nuestros semejantes nos fallan y sentimos que no le importamos al universo. Aquellos que se dedican a producir arte reciben el nombre de artistas. Cualquiera puede ser artista. No es necesario hacer un test, no se requieren certificaciones ni aptitudes particulares. Del mismo modo, cualquiera puede decir de sí mismo que es artista (y, al revés, cualquiera puede ser un artista sin autodenominarse como tal). Como consecuencia, hay tantas formas de ser artista como personas en el planeta.
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