“¿Qué son los árboles? Tendremos que contestar a esta pregunta aparentemente simple interesándonos directamente por ellos, pero también por las formas de vida con las que interactúan. No siempre han sido grandes y gruesos o han tenido un tamaño monumental. Tendremos que remontarnos en el tiempo.”
Los árboles también tienen una historia, que cuentan a todos aquellos capaces de atender a las pequeñas señales inscritas en su corteza, a la forma de una de sus ramas o a la amistad que guardan con sus vecinos. Laurent Tillon nos introduce en esta historia apasionante a través de Quercus, un gran roble albar de doscientos cuarenta años, en una aventura repleta de giros impredecibles, batallas silenciosas, alianzas inesperadas, saqueadores y parásitos, tormentas y traiciones.
Preámbulo: En la piel de un árbol … 9
Encuentro con mi árbol-compañero … 13
Quercus, el roble, 1780 … 23
Apodemus, el ratón de campo, 1780 … 29
Quercus, 1781 … 37
Leccinum, la seta, 1782 … 47
Homo, el hombre, 1787 … 59
Quercus, 1810 … 69
Tortrix, la oruga, 1820 … 83
Nemobius, el grillo, 1820 … 93
Quercus, 1840 … 101
Neuroterus, la avispa, 1850 … 115
Homo, 1860 … 125
Canis, el lobo, 1869 … 135
Silva, el bosque, 1871 … 143
Fagus, el haya, 1872 … 153
Quercus, 1872 … 161
Pinus, el pino silvestre, 1870 y 1892 … 169
Homo, de 1892 a 1950 … 179
Quercus, 1953 … 189
Quercus y Homo, 1970 … 199
Dryocopus, el picamaderos negro, 1992 … 209
Silva, 1992 … 217
Homo, 1992 y 1993 … 225
Cerambyx, el pequeño capricornio, 1997 … 233
Dendrocopos, el pico picapinos, 1998 … 245
Myotis, el murciélago, 1999 … 255
Quercus, 1999 … 265
Lothar y Martin, ogros atmosféricos, 1999 … 271
Salamandra, la salamandra manchada, 2000 … 279
Lacerta, el lagarto ágil, 2000 … 285
Homo y Silva, 2000-2019 … 293
Silva, 2019 … 307
Conversación con Quercus, 2020 … 319
Bibliografía … 335
Agradecimientos … 341
Preámbulo: En la piel de un árbol
¿Qué son los árboles? Estos vegetales suscitan preguntas como esta, que durante los últimos años han sido la causa de que hayan aparecido numerosos libros para contar sus hazañas, es decir, para demostrar que por supuesto se trata de seres vivos. Pues sí, ¡todavía hay quien lo duda! Es cierto que si los observamos de cerca son seres bastante simples: carecen de sistema nervioso central o periférico, de órganos vitales, de corazón, de ojos, de capacidad para hablar y desplazarse. ¿Son quizá incapaces también de sentir? En resumen, esto es lo que evidencian cuando se los considera con una mirada distraída, incluso indiferente. Los frecuentamos generalmente sin preocuparnos por ellos, sin embargo, nos son indispensables. ¿No se dice acaso que los bosques constituyen los pulmones del planeta? Pero ¿qué vemos, más allá de ese océano de verdor apoyado en simples troncos? ¿Un mero decorado? Generalmente pasamos a su lado sin prestarles realmente atención.
Sin embargo, si los miramos atentamente, si examinamos cada una de sus reacciones ante los distintos problemas a los que se enfrentan, nos daremos cuenta de que los vegetales muestran una capacidad de adaptación excepcional, imposible de comprender con nuestra mirada animal. Hay que intentar penetrar en la epidermis del vegetal. Tomemos un árbol: rezuma vida, desde las raíces invisibles hasta la cima inaccesible, y presenta una organización interna aparentemente simple, que hace que en muchos casos sea más resiliente que cualquier animal. Su longevidad es la mejor prueba de ello. Según la especie, un árbol puede vivir varios cientos de años, en algunos casos más de mil.
A pesar de ser biólogo y de trabajar con el ecosistema forestal, un día tuve que apoyarme contra el tronco de uno de ellos para tomar plenamente consciencia de lo que realmente era un árbol, en su totalidad, en su misma integridad. Fue una lección de vida.
Id a un bosque o a un parque y apoyaos contra un tronco. Si, como me sucedió a mí, tenéis la suerte de sentir un lazo particular con alguno de ellos, entonces deberíais instalaros junto a él. De lo contrario, cualquier otro árbol servirá, siempre y cuando tengáis la voluntad de interesaros realmente por saber a quién pertenece. Por ejemplo, colocad las manos contra el suelo, sobre sus raíces, y levantad la cabeza para mirar su follaje. Dejad que los ritmos de la naturaleza os embriaguen. Escuchad el sonido del viento entre las hojas. Si es necesario, cerrad los ojos un instante. Luego, volved a abrirlos y observarlo. Escudriñad cada una de las formas que lo componen. Lo apreciáis porque es tal como es. Su forma, su ser son el reflejo de su historia y de la de su entorno, que progresivamente lo ha esculpido.
¿Qué son los árboles? Tendremos que contestar a esta pregunta aparentemente sencilla. Interesándonos directamente por ellos, pero también por las formas de vida con las que interactúan. No siempre han sido grandes y gruesos o han tenido un tamaño monumental. También tendremos que remontarnos en el tiempo.
Dejemos paso al actor principal de esta historia, a un artista cuyas obras modelan su entorno tanto como dependen de él. A ese árbol que es el roble.
¡Quercus!
Copyright del texto: su autor
Copyright de la edición: Editorial GG