“Desde pequeño he tenido una incapacidad manifiesta para centrarme en una idea. Cada cosa que se me ocurría iba inexorablemente unida a otras dos o tres, y esas a su vez se ramificaban formando una red llena de conexiones, algunas de ellas sin mucho sentido.”
La creatividad de cada uno nace, en realidad, de una mezcla maravillosamente desordenada de observaciones, saberes, emociones, pensamientos y acciones. El artista e ilustrador Guridi lo tiene muy claro y ha decidido hacer brotar de nuevo en cada uno de nosotros la creatividad que llevamos dentro. Este libro no es un ensayo, ni una poesía, ni un cuaderno de artista, ni un manual práctico de creatividad, sino todo a la vez. Una invitación maravillosamente desordenada a caer en el caos del proceso artístico para descubrir la importancia del error.
Desde muy pequeño he tenido una incapacidad manifiesta para centrarme en una idea. Cada cosa que se me ocurría iba inexorablemente unida a otras dos o tres, y esas a su vez se ramificaban formando una red llena de conexiones, algunas de ellas sin mucho sentido. Eso me hacía perder el sentido de la realidad a menudo, cosa que a la hora de estudiar no me ayudó demasiado. Pero, con el tiempo, esa incapacidad me ha permitido ver los acontecimientos que me suceden desde puntos de vista distintos, muchos de ellos ficticios, por supuesto.
Reconocer que esa incapacidad puede ser útil me ha llevado tiempo y algún que otro disgusto. Y aquí es donde el arte desempeña su maravilloso papel, porque mi dispersión me ha permitido manipular lo que veo y oigo para transformarlo en algo distinto. Dejándome ir, “desconcentrándome de forma controlada”, he ido aprendiendo a encauzar esas derivas para utilizar la que más me interese en cada momento. Solo tengo que reflejar en el papel todo lo que mi incapacidad me va ofreciendo y, después, actuar como observador externo para elegir el camino más interesante.
No es fácil. La timidez, la sensación de “descentrarse”, la ausencia de memoria en muchos casos o el excesivo desapego de la realidad me acompañan causando pequeños estragos; quienes me conocen lo saben, y me aceptan (gracias). A cambio, recibo flashes maravillosos en los que las imágenes se entremezclan para darme respuestas gráficas a preguntas reales. Los espacios se muestran ante mí con posibilidades infinitas y las paletas de color inundan mi mente junto a personajes que esperan cobrar vida.
En todo esto no he estado solo, los fracasos son tan abundantes como los éxitos y siempre he tenido a alguien a quien “torturar” con mis reflexiones sin sentido. Desde aquí GRACIAS por estar ahí, no es fácil.
Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL