Un año de acuarelas
Una guía estacional de acuarela botánica

Un libro de Harriet de Winton

Disponible

Descubre la belleza de los cambios de estación a través de la acuarela botánica. 

Tras el éxito de su primer libro, en esta ocasión la artista Harriet de Winton nos guía paso a paso a través de más de 30 proyectos para pintar con acuarela la belleza de la naturaleza en las distintas estaciones.  

Desde cerezos en flor y flores silvestres hasta ratoncitos de campo y campanillas de invierno, en este práctico libro no solo encontraremos instrucciones detalladas para pintar con acuarelas, también algunas otras maravillas que nos ofrece el mundo natural, como las recetas de pesto de ajo de oso o el delicioso licor de flor de saúco. 

¡TAMBIÉN DISPONIBLE EN EBOOK AQUÍ!

Descripción técnica del libro:

24,6 x 18,9 cm
144 páginas
Español
ISBN/EAN: 9788425234736
Rústica
2024
Descripción
Descripción

Detalles

Descubre la belleza de los cambios de estación a través de la acuarela botánica. 

Tras el éxito de su primer libro, en esta ocasión la artista Harriet de Winton nos guía paso a paso a través de más de 30 proyectos para pintar con acuarela la belleza de la naturaleza en las distintas estaciones.  

Desde cerezos en flor y flores silvestres hasta ratoncitos de campo y campanillas de invierno, en este práctico libro no solo encontraremos instrucciones detalladas para pintar con acuarelas, también algunas otras maravillas que nos ofrece el mundo natural, como las recetas de pesto de ajo de oso o el delicioso licor de flor de saúco. 

¡TAMBIÉN DISPONIBLE EN EBOOK AQUÍ!

Harriet de Winton
Índice de contenidos
Índice de contenidos

4               Introducción

6               Materiales

10           Técnicas pictóricas

16           Elegir colores

18           Esquemas rotulados

 

20           Principios de primavera 

22           Nido de pájaro y huevos

24           Nido de petirrojo

26           Bosque de campanillas

30           Ajo de oso

34           Ovejas de primavera

38           Escribano cerillo

40           Ramas desnudas y primeros capullos

44           Martín pescador y su reflejo

 

48           Finales de primavera 

50           Flor de saúco

54           Violetas silvestres

56           Dientes de león y otras malas hierbas maravillosas

62           Fresas y ladrones de fresas

66           El pájaro carpintero y el comedero

70           Cerezo

 

74           Verano 

76           Abejas y algunas de 

                  sus flores favoritas

 

80           Capuchinas

84           Mariposa pavo real

86           Ramo de flores silvestres

88           Amapola

90           Lechuza

94           Rosa canina

 

96           Otoño 

98           Ratón espiguero 

100        Setas

102        Helecho

104        Gamo común

106        Hojas de roble y bellotas 

110        Zarza otoñal

114        Paisaje otoñal con acuarela suelta

116        Faisán común (macho y hembra)

 

120        Invierno 

122        Trepador azul

124        Pino silvestre

128        Corona de invierno

134        Zorro común

136        Rosa de Navidad

140        Paisaje perenne

142        Campanilla de invierno

 

144        Agradecimientos

Lee un fragmento
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Introducción

He pasado los últimos diez años trabajando como acuarelista para papelería nupcial, impartiendo talleres y realizando encargos privados. Me encanta mi trabajo. Normalmente trabajo a partir de referencias fotográficas de casas, ramos de novia, retratos de animales de compañía y todo tipo de material que me proporcionan los mismos clientes. Aun sintiéndome afortunada de poder dedicarme a esto cada día, el hecho de pintar a partir de fotos y no del natural me llevó a una desconexión inevitable de mi trabajo. Algo tenía que cambiar. 

En marzo de 2020 los encargos relacionados con las bodas desaparecieron tan pronto como empezó el confinamiento. En todo el mundo, las bodas se cancelaban o se posponían y yo no tenía mucho que hacer, aparte de elaborar una larga lista de preocupaciones y sacar a pasear al perro. Una disminución forzada del ritmo de vida permitió que mi cerebro percibiera los cambios en la naturaleza: los brotes en los cerezos que gradualmente se convirtieron en flor durante la primavera, los colores que cambiaban a medida que el verano se convertía en otoño, y la transformación gradual de los tegumentos cuando dimos la bienvenida al invierno. Durante este tiempo recolecté ajo de oso y flor de saúco, analicé setas con curiosidad, sin recogerlas. Me dediqué a observar el mundo exterior con nuevos ojos. 

No fue hasta bien entrado el otoño que se me ocurrió llevarme una libreta de esbozos y documentar algunas cosas. Soy una novata en eso de hacer cuadernos de campo y aún me queda mucho que aprender, pero lo que os puedo enseñar en este libro es que mis acuarelas y 
mi forma general de crear mejoraron gracias a la observación de 
los cambios que tenían lugar a mi alrededor.

Unos años más tarde, el mundo parece bastante distinto y tengo la sensación de que es más importante que nunca priorizar los pequeños placeres de la contemplación plácida durante los paseos diarios con mi perro. 

Antes pintaba una sola flor aislada en la hoja de papel. Ahora me decanto más por incluir los campos y los cielos que actúan como telón de fondo natural. Con las restricciones del 2020 para viajar, me asombró encontrar tantos de los temas que he utilizado en este libro literalmente en el umbral de mi puerta. Los setos de nuestro camino de acceso se reinventaban con cada estación, los animales visitaban nuestro jardín, y podía observar bandadas de pájaros y rebaños de ovejas desde la ventana de mi estudio. Sumergirme a diario en la naturaleza con nuestro perro Crumble me proporcionó nuevas vistas y sonidos, pero la mayoría de los que incluyo en este libro se encontraban en el radio de un kilómetro y medio desde mi casa. 
Nunca habría pensado que vería tantas cosas si no me hubiera 
visto obligada a pararme a observarlas.

A lo largo del libro, de vez en cuando muestro ejemplos de los esbozos y las ilustraciones sueltas que hice mientras elaboraba un cuaderno de campo, además de los tutoriales completos y detallados que siempre han sido mi sello distintivo.

Verme obligada a abandonar la comodidad de mi estudio para pintar y garabatear al aire libre me encantó, y por eso os animo a que os llevéis un cuaderno de esbozos la próxima vez que salgáis a pasear. En muchas ocasiones salía con materiales de pintura en mi bolso que no llegaba a sacar; tuve que desaprender a pintar obras “perfectas” en mi estudio, como había hecho durante años, y ver el cuaderno de campo como una herramienta de experimentación definitiva que solo puede mejorar las obras que elaboro en mi escritorio.

Así pues, armaos de valor, poned lápiz y pintura sobre el papel allí donde estéis y ¡a ver qué pasa!

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