Vuelve el sabio suizo >> Por Alain Prieto Soldevilla
02/03/2017
Si nos preguntamos qué ha hecho Peter Zumthor los últimos tres años, una primera respuesta justa sería “mucho”, y abarcaría la cuenta de su labor. Pero, otra contestación, más certera aún, sería: “un poco de todo”, que plantearía una serie de capítulos en los que uno de los tres Pritzker suizos —los otros son Herzog & De Meuron— se ha desempeñado este tiempo. En junio de 2014 repasamos en este mismo Blog su andar y logros, haciendo un recuento de su trayectoria y sus inicios, así como de sus méritos y forma de ser.
La efusividad en los gestos y su habano son parte de sus inconfundibles rasgos | Foto secuencia: Vostokproject.com
Dentro de unos días, este marzo de 2017, vendrá a México y valdrá la pena escucharlo. A Zumthor hay que aprenderle más que de arquitectura: hay una humanidad nítida en su persona, en sus concepciones y en sus miradas hacia lo cotidiano. A pocos como él hay que prestarles particular atención. Su voz áspera pero amable, acompañada por sus manos, abriga una sencillez para expresarse. Un cadencioso discurso, en alemán o en inglés —aunque hay que aguzar el oído—, atrae más pistas sobre su carácter reservado.
La pluma de Zumthor e imágenes evocativas delinean Pensar la Arquitectura. Foto: Editorial Gustavo Gili
Un valioso asomo a su mente, que comparte con generosidad, se presenta en su libro Pensar la Arquitectura, una especie de compendio que abarca dos décadas de textos. A Zumthor le llaman la atención una gran cantidad de temas: los materiales y sus aportaciones técnicas y hasta poéticas; la forma en que cada pieza de una obra toma su lugar; los espacios pasados, su naturaleza y por qué surgen a la hora de proyectar; la historia de la arquitectura; una puerta, un escalón, las atmósferas de un recinto, las personas; la pintura y la música; percepciones; observaciones… tantos otros.
Escribir sobre lo realizable
Cuando habla de dibujo, Zumthor encuentra urgencia en distinguir el anhelo del papel contra la verdad de un objeto edificado. No es de la idea de ser ‘definitivo’ en sus representaciones, puesto que una obra debe tomar su sitio basándose sólo en parte en la concepción dibujada: “una curiosidad por la realidad prometida es esa representación, y quizá también en el caso de que lo prometido nos conmueva, el deseo ardiente de que se haga presente […] aprender a contemplar y entender lo que todavía no es y, sin embargo, comienza ya a hacerse”.
“Trabajo rodeado de montañas en una aldea del cantón de Graubünden […] vivo allí. Muchas veces me pregunto si esto influye en mi trabajo…”
Esta nueva tirada de la edición ampliada (2016) es la misma prueba del éxito del pensamiento zumthoriano. Quizá la claridad de los objetivos de su dedicado análisis esté de manifiesto entre las páginas de alto gramaje que componen este título de GG.
En su estudio de la villa de Haldenstein, Graubünden, Suiza. Foto:thinkingmakingarchitecture.blogspot.mx
El autor vigila esa manera artesanal de plantear sus valores, al tiempo que no rehúye externar sus críticas: “Una y otra vez, me encuentro con edificios configurados ostentosamente y que tienen la voluntad de tener una forma peculiar, y esto me malhumora”, dice en el capítulo La dura pepita de la belleza.
“…intento asir, con mis edificios, aquello que me parece valioso, corrigiendo lo que estorba y volviendo a crear lo que nos falta”
Pero las ensoñaciones no lo absorben. Aunque atesore remembranzas y se involucre sentimentalmente con su trabajo, nada para él tan valioso como concretar sus empeños. Le encantan los planos de obra, los ejecutivos “que no tratan ya de convencer ni seducir, sino que se caracterizan por la certidumbre y la confianza”.
Zumthor: Edificios reales e imaginarios, video | The National Gallery | YouTube
En la entrevista de la National Gallery de Londres, el arquitecto nos dice: “Para mí diseñar es una especie de acto físico, porque al final se trata de un cuerpo físico. Debo asegurarme de entrar lo más pronto posible en contacto con este objeto en el que estoy soñando”.
Pensares y parajes
En la mente ordenada y proactiva de Peter también se anidan ideas de otros, que terminan por emerger en las suyas. ¿Qué podrían tener en común el fotógrafo y autor publicado por GG John Berger con el pintor realista estadunidense Edward Hopper? En sus cavilaciones, el suizo los relaciona con la observación objetiva y profunda de las cosas y los descubre en el mundo de los significados que le provocan inspiración, no desprovista de cierto misterio. Estas referencias deben irse descubriendo en los párrafos, pero además es posible confrontar lo que Zumthor dice con lo que hace fuera de su propio libro, dejando a la vez mucho espacio para identificarse con las imaginaciones frecuentes que arquitectos y creadores se llegan a plantear.
Una de las habitaciones del Hotel-Spa Therme Vals | Foto: Walter Mair | zumthor.tumblr.com
Por ejemplo, la paciencia no es un problema para él. En su proyecto del complejo de visitantes de la mina Allmannajuvet, que pertenece a la ruta turística Ryfylke, en Sauda, Noruega, el arquitecto ensayó las piezas más probables en un escenario rocoso con paredes prácticamente verticales. Su sentido de pertenencia, otro de los tópicos que trascienden en Pensar la arquitectura, lo movieron a insertar cuatro cuerpos muy congruentes con el lugar, un complejo que operó a finales del siglo XIX con la extracción de zinc, principalmente. Comenzado en 2009 y abierto al público apenas en septiembre de 2016, este discreto conjunto enclavado en las montañas parece que siempre ha estado ahí. El arquitecto logra entonces lo que escribe: “estos edificios parecen estar fuertemente enraizados en el suelo”.
La cafetería (en la imagen), un museo, sanitarios, senderos y escaleras, integran Allmannajuvet | Foto: Arne Espeland
Un documento útil
El paseo por este libro atrae vivencias y notables vínculos sensoriales y emocionales. Se podría pensar que hay algo barraganesco en Zumthor, además de compartir el premio que uno obtuvo en 1980 y el otro en 2009. Acérrimo en sus convicciones, no tiene tapujos para definir sus criterios y los vierte en su obra escrita. Como ejemplo, un estudiante y blogger de la Universidad de Greenwich, en Inglaterra, quien osadamente buscó a Zumthor para realizar su primera entrevista de por vida, fue invitado por el arquitecto a leer justamente la obra que GG publica en español: “Mi definición de modelo puedes leerla en un pequeño libro rojo llamado Pensar la Arquitectura (Architektur Denken, su título original en alemán). Ahí puedes ver un apartado que trata de la representación” (en los capítulos I, Una intuición de las cosas, y V, Enseñar arquitectura, aprender arquitectura).
Trabajando su modelo del centro de visitantes de Allmannajuvet, en escala 1:25. Foto: archisearch.gr
Los 10 bloques que dan forma a esta edición ampliada de Pensar la Arquitectura (cuatro más que la versión de GG de 2004) provienen de conferencias que impartió el propio Zumthor y una colaboración para un libro, todos ellos comprendidos entre 1988 y 2009.
Su lectura resulta didáctica y conlleva premio. No importa qué página se tome, algo emergerá. Si bien, los conceptos acerca de la luz, que ha definido con el tiempo leyendo textos y asimilando lo que percibe; o quizá algo sobre las apariencias que nos creamos del entorno.
Efecto cascada
Las encomiendas para el Atelier Peter Zumthor and Partners están lejos de terminarse. Importantes proyectos recientes del también ganador de la medalla de oro del RIBA (Real Instituto de Arquitectos Británicos) en 2013, retratan a la perfección las ideas vertidas en Pensar la Arquitectura. Aún en etapa conceptual, el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, en California, será un área fragmentada desarrollada en 37,000 m2. La distribución no obliga a desplazamientos rigurosos, sino que más bien sucederá como en un ‘bosque’ de libre recorrido donde Zumthor apuesta a que cada quien podrá “obtener su propia experiencia”, publicó el sitio Dezeen en 2016.
Retiro Secular, en Reino Unido. Las capas de concreto semejan la tierra apisonada. Foto: simoncannonltd.co.uk
En una colina de Devon, Reino Unido, una obra iniciada en junio de 2014 se encuentra en estos momentos muy avanzada. El Secular Retreat o Retiro Secular, es un edificio de concreto apisonado. El material es una mezcla con una alta proporción de cemento blanco y escoria de hierro fundida vitrificada, y para la que debió instalarse una planta propia para producir el volumen requerido, describe Laura Mark en el sitio Architects’ Journal, quien vaticina hordas de arquitectos visitando la campiña inglesa para conocer el enclave.
Ante este paisaje campestre, hay que considerar las palabras del suizo: “allí donde el trabajo del ser humano trata con cuidado la naturaleza, la tierra, las plantas o los animales, se deja sentir la dependencia que este tiene del suelo […] donde debe buscarse la fuente de ese sentimiento de belleza…” Curioso es que las altas especificaciones de Zumthor para su Retiro han requerido de carpinteros especializados, lo que nos remonta a los orígenes manuales del propio arquitecto, quien a sus casi 74 años de edad sigue imaginando apasionadamente sus siguientes espacios. GG