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Vivienda colectiva en México: Un libro para vivirse. Por Alain Prieto Soldevilla

Muchos son los cuestionamientos y las ideas que pueden emerger a raíz del tema esencial del quehacer arquitectónico: la casa habitación. En el nuevo título de GG, Vivienda colectiva en México: el derecho a la arquitectura, no sólo se analiza esta misión eterna de los constructores, sino la forma en que las personas han ido ocupando las diferentes casas en los diferentes horizontes de la historia. Abarcando poco más de 100 años, este texto reúne, explora y da cuenta de esas experiencias que relatan los espacios más medulares e íntimos, pero a la vez los componentes más conocidos y masivos de las ciudades.

Su autora es Fernanda Canales (México, 1974), destacada arquitecta, académica, investigadora y escritora. Su trabajo profesional como proyectista ha abarcado gran cantidad de tipologías, desde espacios educativos como el Centro de Estudios Superiores de Diseño de Monterrey CEDIM (2008); infraestructura para las artes, como el Centro Cultural Elena Garro (2012, con arquitectura911sc); y, precisamente, proyectos habitacionales, como el Conjunto VS (2004) y el edificio Vivienda Portales (2016).

En este, su primer libro con Editorial Gustavo Gili, comparte Fernanda: “no encontraremos una guía de plantas arquitectónicas ni un manual de edificios; de hecho, las fotos no son el material principal, por lo que no se les ha dado tanta preponderancia. La idea principal es generar una discusión en torno a este tema”.

6-7“Es en la casa […] donde pasamos la mayor parte de nuestras vidas y donde se produce la intermediación básica entre nuestros cuerpos y el entorno…” Foto: Gustavo Gili.

Sin embargo, vale la pena anotar que gran cantidad de las imágenes que aparecen en Vivienda colectiva en México: el derecho a la arquitectura, son inéditas, puesto que fueron obtenidas dedicadamente desde las fuentes originales, ya sean archivos, como el de la UNAM o el de Armando Salas Portugal, o por medio del préstamo personal de los descendientes que ocuparon las edificaciones o los propios arquitectos que contribuyen aquí con sus concepciones de vivienda.

En entrevista exclusiva para GG, Fernanda nos dejó ver sus conceptos, sus motivaciones y los aspectos importantes —por primera vez conocidos— que hicieron posible esta nueva publicación de nuestro catálogo de arquitectura y urbanismo.

¿Cómo surge esta obra?
FC: El interés en el libro era tener una forma de evaluar los proyectos de épocas muy distintas, de autores distintos, de ciudades distintas, pero bajo el mismo lente. Eso implicó redibujar todos los planos para tener siempre la misma escala, la misma orientación y que pudieras tener referencias de cómo se ventilan, de cómo entra el sol, de cómo se resuelve a nivel urbano un edificio.

Manejas desde la escala pequeña habitable hasta cientos y cientos de casas. Incluso aparece Pani, quien era el especialista en “hacer ciudad”.
FC: Sí. El espectro del libro es muy amplio, desde dos viviendas juntas, que es la célula mínima de agrupación, hasta miles. Hay departamentos, casas de aproximadamente 30 a 40 m2 y otras que llegan a más de 200. Las densidades y las economías son muy variables. La intención era darle una perspectiva desde lo micro hasta lo macro. Más allá de un conjunto de recámaras, comedores y baños, cómo se van generando los espacios de transición entre lo público y lo privado y cómo muchos de estos tenían guarderías, centros cívicos, tendederos comunes; toda esta parte de la colectivización que se ha ido perdiendo poco a poco. El Buen Tono de 1913 es la primera reinterpretación moderna de la vecindad. Tienen el corredor central, patios comunes, patios privados, distintas vinculaciones con el espacio público. Tenías dónde jugar, dónde tender la ropa. Había todo un programa social detrás de la vivienda. Con eso inicia el libro y luego tienes el nacimiento de los edificios de departamentos después de la Revolución y los multifamiliares a finales de los 40 y los 50, la época de oro de la idea de transformar la ciudad modernizando la casa. Era la estrategia, junto al Milagro Mexicano y al Desarrollo Estabilizador, hasta los 70 con la creación del Infonavit.

56-57La vivienda de las primeras décadas del siglo XX es estudiada con detalle, comprendiendo su generosidad social, arquitectónica y urbana. Foto: Gustavo Gili.

Mencionas que a finales de los años 60 la gente se sentía expuesta por lo ocurrido en Tlatelolco, y se pierde la idea de las explanadas. Entonces, los conjuntos se construyen hacia adentro, como ocurre en esos desarrollos donde tu barda trasera colinda con alguna carretera.
FC: Exacto. Vemos cómo se fue deformando este interés en la vivienda como un factor importante de construcción de una sociedad moderna, higiénica, sana, equilibrada a pasar a manos de la iniciativa privada. Sobre todo, después de los terremotos de 1985, cambian por completo las políticas de vivienda en el país con el desarrollo inmobiliario de casas unifamiliares aisladas; digamos que se reproduce un poco el sueño norteamericano de la casa de los suburbios, pero acá sin que tuvieran todos coche, con un promedio de tres horas de distancia de los centros de trabajo, por lo que las personas dedican 30% de sus ingresos a entrar y salir de sus colonias.

128-129Dos emblemáticos conjuntos de finales de los años 60, diferentes y a la vez similares. Foto: Gustavo Gili.

Empezamos a ver la ruptura del tejido urbano y social con consecuencias muy graves: por un lado, México es uno de los países con más carencia de vivienda, pero también es uno de los que tienen más casas abandonadas. ¿Cómo te explicas que haya millones de casas abandonadas por considerarse inservibles, alejadas, no tienen espacios públicos, no puedes hacer deporte, no son lugares seguros? A partir de esa deformación de los conceptos que dieron pie a la vivienda de interés social en México, surge esa idea de rescatar los proyectos que valen la pena volver a revisar.

Aunque son proyectos de autores reconocidos, esto no quita el peso de las lecciones de arquitectura autoconstruida y vernácula

Es tu primer libro con GG, pero has publicado otros, ¿cómo se fue dando éste en especial? Sin olvidar que partes del trabajo muy intenso de investigación que realizaste en el Fonca, allá por 2012.
FC: Así es. Del Sistema Nacional de Creadores de Arte. En Vivienda Colectiva profundicé en el tema de las diferentes escalas y los presupuestos. Terminó siendo una muy buena mancuerna entre mi trabajo y la edición de GG con Moisés Puente, quien tiene toda la experiencia con los libros accesibles a un gran público. El proceso duró como un año y requirió hacer una investigación más detallada, profunda y vasta digerible para un público más amplio. Representar los edificios como se hicieron en su día con material fotográfico de época en sus intenciones originales, aunque en el caso de los demolidos es hacer un recuento de lo que se ha perdido. Lo más difícil fue tener la información completa de cada proyecto, hay muchos que, en su momento, en los años 50 salió una foto en una revista, pero sin planos; otro proyecto con planos, pero sin fotos; luego se tiene información, pero sin número de viviendas. Había que regresar a ver dónde estaban los terrenos, su asoleamiento, el norte, las superficies, los usos.

fernanda-intro-blog-ajps-800La autora repasa cómo las ciudades son el reflejo del parque habitacional de que están dotadas. Foto: Alain Prieto

Tus propuestas dentro del texto abordan seis aspectos fundamentales, entre ellos la innovación, la conectividad y la eficiencia.
FC: Son las palabras y términos que saltan cuando se hablan de vivienda, sea que las use un político, un ama de casa, un vendedor inmobiliario o la persona que otorga créditos. No puede haber una vivienda eficiente si no es segura. Esto refleja las preocupaciones básicas, comunes, ya sea en el ámbito académico o en el mercado de inmuebles. Se usan mucho pero casi sin contenido, ¿qué quiere decir innovación en una vivienda? Todos queremos que sea innovadora, pero qué significa en verdad. Lo mismo con la eficiencia, ¿puede ser eficiente si no es cómoda, si está a tres horas de distancia del empleo? Son situaciones muy amarradas y vinculadas. La palabra que las engloba, sería: ÚTIL. Debe ser accesible y para todos, económica y plural.

En la segunda parte del libro traes fichas de proyectos con gente como Serrano, Legorreta, Ramírez Vázquez, Kalach…
FC: Sí, traigo incluso a los tres Sánchez: abuelo, padre e hijo. Los más jóvenes que aparecen rondan los 40 años y están construyendo hoy. Creo que es muy significativo que el libro sale en el año del Centenario de la Constitución donde por primera vez se proclama el derecho a una vivienda digna. Ahorita los estándares de vivienda sustentable la miden por si tiene paneles solares y no por si queda cerca de las rutas de transporte. Empieza a haber muchas incongruencias en estas definiciones. Tiene un valor más que simbólico por el centenario, sino porque son cien años de revisión de la manera de concebir la ciudad. Hoy sabemos que las ciudades se conforman mayoritariamente de casas. Es un fenómeno reciente, como el mundo que es más urbano que rural.

La casa es la pauta que define cómo vivimos. Poner la lupa en el ámbito doméstico ayuda a saber que cuando su célula se multiplica, ese será el tipo de ciudad que se desarrollará.

En los datos de las láminas haces un poco de justicia al investigar a todos los autores o coautores que colaboraron en un determinado proyecto; haces un tanto de arqueología.
FC: ¡Cierto! Es que son muchos, hay que dar crédito. Por ejemplo, con Ramírez Vázquez estuvieron Macotela, Enrique Yáñez, Rafael Mijares. Con Pani todo el tiempo aparece Salvador Ortega, incluso antes, pero luego ya sólo ves a Mario Pani. Pretendo volver a los materiales originales para contar una historia más completa que la que incluso se contó en su momento y revisitarla 50, 70 o 100 años después. Los planos urbanos están en función de hoy día. Los entiendes de acuerdo a su época, por ejemplo, el Edificio Ermita que ahora es una isla entre avenidas, pero que tenía un parque detrás que formaba parte de un plan maestro que agrupa al Edificio Isabel, también del arquitecto Juan Segura, y que tenía clínicas y oficinas y muchas más respuestas que lo que ahora fotografiamos como sólo vivienda, pero que originalmente no se concibió en forma aislada. Es un poco como rescatar esas expresiones.

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¿Qué tanto te diste la oportunidad de la crítica? Hablas de problemáticas, pero qué harías con estos 100 ejemplos de vivienda, ¿crearías con ellos la vivienda perfecta? Al final tu análisis está desprovisto de juicios como “bueno” y “malo”.
FC: Así es, aunque en el libro aparecen 100, en la introducción se habla de más y en la recopilación completa son 150, y podrían ser 20. No está en el número, el libro no dice que estos son los mejores proyectos de vivienda. Son representativos, de autores importantes que considero por alguna razón relevantes de revisar, ni son únicos ni son todos. Hay varios incluso que no se construyeron, algunos utópicos que son relevantes porque abrieron camino a otros que se concretaron después. Nos gusta decir que el CUPA de Pani (1948-50) fue el primer multifamiliar, que en alguna forma nació 20 años antes en un concurso con un proyecto de Juan O’Gorman que no se realizó; luego hubo otro de Hannes Meyer en Lomas de Becerra (1941-42). Pani hizo su obra con densidades muy parecidas, aquellos fueron claves para algo que en su momento se consideró una fantasía. Estos parteaguas llevan al nacimiento del prototipo replicable de interés social, que no existía en la época de las vecindades. Provenían a veces de tesis, de concursos; se generaron de experimentos que terminaron siendo los modelos que luego se repitieron durante décadas.

El subtítulo de tu libro es El Derecho a la Arquitectura. Tú, como alguien que tiene fe en el futuro, ¿qué piensas que va a pasar con la vivienda?
FC: Yo creo que mientras reflexionemos y exploremos nuevas opciones de vivienda podremos tener respuestas. Creo que esa exploración se frenó durante décadas. Precisamente, el libro quiere ser una plataforma para volver a plantear estas preguntas, para acercar otra vez a los arquitectos al tema de la vivienda económica, colectiva.

El libro es como un alegato a favor de repensar la suma de casas en un territorio

Cuando empecé la carrera mi primer proyecto fue el tema de la casa para un artista, con un entorno increíble, el segundo, la casa para un fotógrafo, luego un museo. Siempre proyectos como muy atractivos, pero alejados de las problemáticas de nuestro país. Fueron ejercicios académicos en situaciones aisladas para figuras idealizadas, y a lo largo de los años que yo como profesora he trabajado el edificio colectivo, me sigue sorprendiendo que la idealización de la vivienda nos ha alejado de hablar de la suma de casas que es lo que transformó al mundo desde las aportaciones de Europa central: los alemanes con el existenzminimum, la Weissenhofsiedlung, el movimiento moderno con la redefinición de la vivienda con este sentido colectivo como lo de Le Corbusier, Gropius, y sin embargo nos quedamos con la Villa Saboya, casas hechas en terrenos envidiables para clientes excepcionales, y nos asustamos de las escalas de lo colectivo, de estos conjuntos. Tlatelolco es como el emblema, como Pruitt-Igoe en Estados Unidos que fue demolido en Misuri.

La gran mayoría de los libros de arquitectura hablan de las casas paradisíacas en terrenos soñados, la vivienda a partir de un interior o de una fachada.

¿Estás pensando en una segunda parte?
FC: En realidad en muchas. Sigo investigando el tema de la vivienda. Cómo más personas pueden vivir mejor. Todo mi trabajo tiene una parte de proyectos arquitectónico de conjuntos que estoy haciendo para desarrolladores o para instituciones y se acompañan siempre de análisis, investigación, escritura como parte de la misma reflexión. Esto se traduce en lo que después se convierte en proyecto arquitectónico, o en libro o en exposición, o en un tema académico.

vivienda-portales-fernandaUna de las obras más recientes de la arquitecta es la Vivienda Portales, 2016. Foto: Rafael Gamo. Cortesía: Fernanda Canales.

Tienes la disposición de documentar, de producir algo que conlleve descubrimientos y puedan leerlo profesionistas y alumnos. También saldrá tu libro en ebook, pero ¿Cómo recomendarías tu propia publicación?
FC: Como en mis libros anteriores, el caso de 100 x 100 Arquitectos, en la medida que más investigación se hace, más documentación existe, es más fácil encontrar a los arquitectos, al nieto, al bisnieto. Son trabajos que no son documentos finales, es ir buscando que ha sucedido con los edificios. Intento que sean materiales atractivos para todos, arquitectos, niños, jóvenes, gente mayor, estudiosos, que les gusta entender el lugar donde viven. Esto de alguna manera tiene esa condición: puede ser un libro para estudiantes, proyectistas, alguien que vende departamentos. Al mismo tiempo se trata de generar una discusión sobre el tema de la vivienda que hasta ahora ha sido muy simplista. De hecho, aquí los planos tienen mayor jerarquía, lo que no sucede en muchos libros de arquitectura y escasa vez aparecen con una reflexión. Es difícil leerlos, a veces ni los arquitectos sabemos, pero aquí puedes compararlos y te das cuenta de intenciones, de tamaños, de formas de vida, de prioridades. Así puedes ir entendiendo las formas de construir sociedad. Aquí hay muchos idiomas: uno es el gráfico, otros son las fichas, otro es el texto. La comprensión de las tipologías puede ser más amena con una historia narrada, o con una foto o con un plano más elaborado. Así podemos encontrar qué hemos hecho este último siglo.

12-13Los textos abordan en forma muy completa las formas de edificar los espacios que vivimos. Foto: Gustavo Gili