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El experto recomienda > Alain Prieto Soldevilla: 'El dibujo en el proyecto del paisaje' de Edward Hutchison

Decir muchas cosas que ya se han dicho sobre el dibujo y los proyectos pero con una frescura inusitada; compartir otras tantas que no se han tratado extensivamente, o que se consideran sobrentendidas, son los caminos que explora Edward Hutchison, paisajista inglés internacionalmente reconocido.

 

La confesión del método profesional no preocupó a Hutchison en lo absoluto, sino que más bien le sirvió de motivo para expresarse y desentrañar sus ‘secretos’ ya sea con técnicas a mano alzada (libertad) o por medio de programas de vectores y CADs (precisión). No tiene reparo en citar marcas y detalles de las herramientas empleadas en todos los dibujos espontáneos o técnicos —cosa que se agradece—, el tiempo dedicado a su ejecución y el tipo de papel, revelando que todos esos datos importan en el quehacer conceptual. El autor no se guarda la generosidad de la explicación y la comunicación de su sensibilidad mediante cada trabajo de diseño paisajístico que compone este acervo.

Los colores y las intenciones son atrapantes. Es prácticamente un catálogo emocional de aproximaciones a los lugares que ha modificado y sobre los que se recrea desde el apunte veloz, el boceto, los garabatos con anotaciones y las perspectivas al aire libre, hasta los isométricos más complejos y las plantas de conjunto codificadas por elementos.

Hutchison, quien trabajó varios años en sociedad con Norman Foster, tampoco escatima la muestra de sus esquemas, algunos de ellos tan desenfadados que anticipa que no pueden presentarse a un cliente por pertenecer a la fase de comprensión del sitio.

Hablar a través de las cientos de láminas presentadas, permite al paisajista guiar e influir en la adopción de métodos, pero más en el entendimiento de la naturaleza de un determinado problema y sus posibles soluciones.

En lo campestre y en lo urbano, el experimentado creador invita a encontrar el Genius Loci, es decir, la esencia o el espíritu de cada sitio: “El lugar a menudo se entiende mejor en el acto de dibujar”, insiste.

Personalmente, habiendo yo tenido la oportunidad de diseñar parques entera o parcialmente, encuentro la óptica de Hutchison sobre el tema, ágil, inspirada y concreta. Si bien el autor se ve en la necesidad de reconocer que “En Reino Unido no es común pagar por un trabajo paisajístico de calidad”, su trayectoria es amplísima y sus soluciones específicas. No obstante, explica que cada encargo enriquece las habilidades del proyectista y aun lo no construido se convierte en un referente de enorme valor. El dibujo recreativo constante también es recomendado como estímulo de aprendizaje directo.

Convoca a explotar la visión y las ideas con las visitas físicas; a esforzarse si se quieren lograr resultados satisfactorios: “Al comienzo de un proyecto, unas cuantas horas de estancia en el lugar —dibujando, escuchando, sintiendo y observando—, no son una pérdida de tiempo […] nada sustituye dibujar en el lugar”, lo que lleva al perfeccionamiento de la habilidad para leer un paisaje.

Entre bocetos, plantas, alzados y perspectivas, enseña que hay que valerse de cada vista y su combinación para expresar el objetivo deseado. Como bien dice, “Hay pocos dibujos que no se beneficien de su representación tridimensional”, por lo que también valida el uso de la fotografía como apoyo al dibujar.

Cierto es que “los apuntes a mano se han convertido en una rareza”, pero siguen siendo una forma muy poderosa de “crear un dibujo seductor”. Tampoco olvida revisar el tema de costos, por lo que comparte sus presupuestos dibujados, una modalidad de gran alcance.

La construcción del libro refleja el mismo esmero que hay en los dibujos del autor. Con un sistema de capítulos y flequillos temáticos, cada una de sus 240 páginas se vuelve individual con su historia, y a la vez nunca pierde la secuencia que está claramente planteada.

Esta obra se agradece en lo visual y en lo instructivo. Revive y reanima el deleite por dibujar adquiriendo el formato de un cuento con los pies de imagen que narran con soltura cada momento retratado.

Aunque el origen de El dibujo en el proyecto del paisaje se da a raíz de una exposición que montó el arquitecto en Inglaterra, no se trata de una compilación de pinturas perfectas y acabadas, sino de un mosaico de percepciones en forma de manchones, líneas, rayones, puntos, difuminados y pinceladas coloridas que encierran un enorme contenido práctico. Su inteligente texto permite entender más de cada escena y ayuda a identificarse vivencialmente con la visión del paisajista.

Atención al encontrar la palabra “mediciones” que en México la entenderíamos como “cuantificaciones”; “rotulador calibrado” que se refiere a los “estilógrafos” de tinta, y “papel vegetal”, que no es otro que nuestro “albanene”.

Luminoso de principio a fin, rico y retador, pocos libros contienen la solvencia y la autoridad de esta edición en la materia de diseño. Una garantía es que se encontrarán aquí “ideas felices” y estupendos disfrutes a cambio de dejar perder la vista en alguna de sus muchas postales.

¿Quién es nuestro experto?

Alain Prieto Soldevilla (Ciudad de México, 1971) es arquitecto, escritor y consultor. Ha intervenido en más de 80 proyectos y obras gubernamentales y privados. Fue editor de las revistas Obras y de Ingenieros y Arquitectos. Sus artículos se encuentran en una docena de publicaciones especializadas y sitios web. Fue finalista este año en el II Premio Iberoamericano de Periodismo Económico de la IE Business School, con el artículo “Oportunidades y Negocios Verdes” de la revista Entrepreneur, la cual obtuvo un reconocimiento especial. Es Coordinador de marca y medios del despacho 2puntocero arquitectura y creador del blog Caminante Urbano en Radio Arquitectura, portal y estación de radio por internet.