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Ching: un dibujante con causa > Por Alain Prieto Soldevilla

Con su cuarta edición del Manual de dibujo arquitectónico, Francis D. K. Ching alcanza desde principiantes hasta avanzados

El maestro del buen pulso vuelve a ocupar los primeros sitios en la enseñanza de la noble disciplina de la representación de las ideas y de la realidad: el dibujo. Si alguna vez te han pedido buscar un libro de Francis D. K. Ching (Honolulú, Hawai, 1973), sabrás que lejos de ser tedioso se vuelve una guía fácil de seguir y con lecciones más que digeribles.

En profesiones como la arquitectura; las ingenierías diversas ya sean la civil o la industrial y otras ramas técnicas, así como las de diseño en general, se sabe y se dice que el dibujo es esencial. Sin embargo en ocasiones se desestima deformando por completo la intención vital que éste tiene en la comunicación de ideas a un cliente o a un interlocutor o colega. Arquitecto que no dibuja, es como médico que no diagnostica. Si no se domina  —o al menos no se intenta— incapacita, niega y arriesga la consecución de los objetivos. Si bien el Manual no ha sido quizá incorporado como texto ‘obligatorio’, es común encontrarlo parcialmente —prestado, fotocopiado, o con decenas de sellos de salida de la biblioteca— en los primeros cursos de las escuelas de arquitectura. Por algo será.

Y practica lo que predica. El arquitecto de 70 años se regodea haciendo apuntes de perspectiva al aire libre tomando por tema edificios, puentes, autos, árboles, elementos urbanos que van de los cables aéreos a la seña de tránsito o un semáforo. En su página de Facebook puede verse la fineza y calidad de sus bosquejos que van acumulándose de sus diferentes viajes por el mundo.

De entre las nueve publicaciones de Ching con que se cuenta en el catálogo actual de Editorial Gustavo Gili, ésta es la más célebre y actual. Architectural Graphics (1974), su título original en inglés, tiene esta cuarta edición revisada y ampliada, la tataranieta del libro de 1976 que fue la primera edición en español. Desde entonces, el estadunidense ha seguido sumando adeptos mientras progresa siempre interesado por escalar sus exitosos manuales.

¿Pero por qué son aplaudidos y sugeridos? Tal vez se deba a que son concretos, bien explicados, y desde luego, muy bien ilustrados con los principios fundamentales del buen delineador.

El abanico de Manual de dibujo arquitectónico puede lograr grandes avances para un principiante y puede reforzar y corregir a un avanzado. Cada capítulo es útil, no importa en qué nivel te encuentres. Parte de lo que destaca al libro es que las lecciones están diseñadas para desarrollar el auto aprendizaje.

Entre sus diferenciadores, contiene el capítulo de Sombras propias y arrojadas que están cerca de ser un tratado para el tema que suele romper la cabeza a más de uno: ¿cómo representar esas escurridizas sombras del ocaso en una planta arquitectónica? Es uno de los apartados más importantes para que los volúmenes constructivos cobren vida.

 

Algo similar ocurre con las Perspectivas. El capítulo 6 se ocupa de presentar de manera muy práctica cómo representar un espacio en perspectiva yendo desde un solo punto de fuga y hasta tres. Algunas dudas serán disipadas para el entusiasta de esta vital herramienta. Desde luego, Ching ha cuidado llegar aquí paso a paso desde lo más básico, como el conocimiento de los instrumentos de dibujo e iniciando con plantas, cortes, elevaciones (alzados), axonométricos, isométricos y, por ejemplo, “vistas explotadas” que ayudan a mostrar las partes de un proyecto en forma efectiva.

Aunque es un libro para aprender a dibujar a mano, Ching ha cuidado de insertar notas para mostrar los equivalentes en el dibujo digital o vectorial que los programas de dibujo asistido por computadora (CAD) han abarcado con éxito pero que no saben distinguir si el usuario ha sido educado con los principios medulares para comprender realmente qué está tratando de dibujar. Por eso este Manual resulta tan vigente: dibujar siempre ha sido un arte técnico.

Lo que combina aquí este profesor emérito del College of Built Environments de la Universidad de Washington en Seattle, es sapiencia con practicidad. Acumula, en forma horizontal, el cómo representar una figura humana o un árbol en un ambiente espacial y material correctamente dibujado.

Su congruencia da fe de los años de ejercicio que lo han convertido en una autoridad. Algo es seguro al añadir el Manual de dibujo arquitectónico a la biblioteca: en tanto sigas dibujando y consultándolo siempre incrementarás tus habilidades técnicas y tus sensibilidades artísticas.